Sesión Vermut.

El vermuteo dominguero y ‘responsable’ regresa asociado a conciertos diurnos, mercadillos de segunda mano y exposiciones.

Los placeres sencillos son el último refugio de los hombres complicados.

Lo dijo Oscar Wilde, si bien lo podría haber soltado cualquier filósofo de barra de bar, gafas de sol en interior y líquido espirituoso en mano, un domingo por la mañana al azar. Y añadir: de los complicados y de todos, leñe.

La sesión vermut, ese magnífico horario de mediodía festivo, a veces con orquesta de pueblo y en otras ocasiones en una terraza urbana.

Si bien en ciudades como Madrid predominan bares con solera donde recalar después de alguna compra en el Rastro, Barcelona está asistiendo, tras la resaca post olímpica de bares de diseño con ínfulas, un glorioso resurgir de las bodegas alas que se acude con fe de feligrés. Y de esa sana costumbre asociada al sifón, el jugo de berberecho y el vermut casero. Las hay de toda la vida, pero también hay establecimientos reformados que ofrecen nuevos modelos. Y lo mismo sucede en Valencia.

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Font: adn.es

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